El Mgtr. Luis Bretel, asesor del viceministerio de Gestión Pedagógica, conversó sobre temas de motivación y aprendizaje en la universidad.
Por Cristhian Rojas. 16 enero, 2015.Como parte del programa de Formación Permanente, el Mgtr. Luis Bretel Bibus, presidente del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP), realizó un taller de metodologías activas y cooperativas de aprendizaje, dirigido a 19 docentes de distintas facultades de la Universidad de Piura. Asimismo, conversó sobre la motivación de los estudiantes y el desarrollo de habilidades cognitivas superiores.
El Mgtr. Luis Bretel distinguió tres etapas de motivación que debe tener en cuenta un profesor universitario con sus alumnos: motivarlos por la carrera, por el curso que enseñan, y por el contenido de cada clase. “Probablemente tengas que poner, en los primeros semestres, a los profesores más entusiastas y apasionados, a los que arrastran y a los que provocan, porque van a tener que producir motivación por la carrera”, señaló.
Luego, el docente debe conectar su curso con la carrera. “Eso implica, primero, que estoy muy entusiasmado por mi materia y, segundo, que tengo claro el valor que esta tiene respecto a la carrera, lo que no siempre ocurre”, refirió respecto a este segundo plano en la motivación.
“Hay que proponer a los estudiantes retos que sean resueltos por ellos, y que tengan que ver con su carrera, que luego deban enfrentar (al egresar). Esa es la clave”, explicó Bretel. Aconsejó provocar, en cada clase, un “conflicto cognitivo”, es decir, proponer a los alumnos un problema que requiera la información de la clase para ser resuelto.
Entrenar para razonar
Para Bretel, el profesor universitario tiene también la responsabilidad de entrenar las habilidades cognitivas superiores de sus alumnos, que tienen que ver con el pensamiento crítico, la capacidad de síntesis y el análisis. Estas, en muchos casos, no son trabajadas durante la etapa escolar ni en el seno familiar.
“El cerebro es muy plástico y sus habilidades se desarrollan por ejercicio, y ese ejercicio no es frecuente en la mayor parte de las familias ni en los colegios, pero es indispensable en la universidad”, explicó. Según él, el quid de las clases debe estar en la discusión a provocar, para que los alumnos empiecen a razonar sobre el tema y no recibirlo de manera pasiva.
“1+1=3”
Al tratar sobre la interdependencia positiva y el trabajo en equipo, Bretel propuso que dos cerebros pensando son más que dos. Para el asesor del viceminiterio de Gestión Pedagógica, la posibilidad de discutir lo aprendido permite ordenar lo pensado sobre el tema y, además, negociar significados y complementarlos.
Además, recordó que la posibilidad de conversar y utilizar la palabra en la discusión es lo que permite construir estructuras propias de pensamiento. Señaló que los alumnos que más aprenden dialogan de manera espontánea. “La clase no es el espacio para transmitir información sino para discutirla. Estamos aquí para aprender a aprender”, finalizó.